CRÓNICAS DE VIAJE

sábado, agosto 21, 2010

Retorno a las fuentes (crónica de un viaje a la hermosa Argentina

tercer capítulo


Muy cómodo el bus, las butacas excelentes, pero nos esperaban catorce horas de viaje(¡que no se hace por el turismo!); nuestro destino: la ciudad de Punta Arenas, en el país hermano de Chile.


en el puerto aguardando el transbordador

Debimos atravesar gran parte de Tierra del Fuego, pasamos por Rio Grande y por fin llegamos a la frontera con los vecinos.
Este punto es digno de comentar(explicación no tiene).
Por supuesto primero se debe salir por el puesto argentino, andar unos poquitos kilómetros y llegar al puesto chileno y seguir camino.
Pues bien, es necesario sacar todo el equipaje, llevarlo dentro del salón del puesto, para su revisación y presentar los documentos correspondientes. El "trabajito" ya de por si es un contratiempo, al cual debemos agregar que en aquellos días la lluvia nos acompañaba, y fue necesario realizar el trayecto desde el omnibus hasta el puesto en camino de tierra lleno de charcos lógicos, arrastrando las valijas, bolsos, y demás, mientras una agradable llovisna caia dandonos amable compañia. Terminado el trámite, que duró más de una hora, vuelta al vehículo y nos dirigimos al lado chileno; allí se repitió la ya vista película....
En total casi tres nada agradables horas, pero contentos, riéndonos entre nosotros mismos y agregando las peripecias en nuestro cuaderno de notas.
Otros cuantos kilómetros y llegamos al pequeño puerto donde por medio de un transbordador llegaríamos a nuestro destino.

Aquí debo confesar que en el preciso momento que estuve frente al cartel que anunciaba : "Estrecho de Magallanes", sentí un vuelco dentro de mi, no me pregunten la razón.
Años de la infancia regresaron de súbito, las clases de historia, de geografía, conquistadores, quizás piratas, expedicionarios, descubridores, toda esa gama de leyendas, cuentos, todo aquello revoloteó al igual que las gaviotas que deambulaban por las costas de aquel especial lugar.
Primero los pasajeros y luego ascendieron las decenas de vehículos a la inmensa barcaza.
Comenzó el trayecto. Yo atravesando las aguas como hace...tantos años lo hizo dicho capitán aventurero, en ese mismo paso que otrora trajo tanta importancia a la humanidad toda; increíble, pero verdadero.


en las calles de Punta Arenas

La especial ciudad, Punta Arenas, que antes de la construcción del Canal de Panama, fue el paso obligatorio por ser el único posible que comunicaba los dos océanos, se vanagloriaba de su importancia.
Enormes astilleros, oficinas de centenares de empresas, depósitos inmensos, un puerto capaz de albergar decenas de barcos de gran calado, un verdadero puerto en el paso más austral del mundo.
Hoy en día conserva los edificios antiguos en buen estado, amplias avenidas, en muchas de ellas pintorescos árboles podados en forma de verdes globos, ofrecen al visitante una agradable vista.
Existen infinidad de museos, para todos los gustos e intereses. Uno de ellos lo visitamos, el Museo del Recuerdo. Se encuentra a las afueras de la ciudad, en un predio al aire libre. Allí estan expuestos, distribuidos por temas, toda la historia de la ciudad; se puede apreciar todas la maquinarias e instrumentos utilizados para los distintos ramos de trabajos, en la agricultura, en la industria, en la construcción, etc. Réplicas de casas de la época antigua, escuelas, comercios, iglesias, en fin, un interesante paseo por la historia de la ciudad.

Y ...en frente se encuentra la ya famosa Zona Franca, centenares de negocios, galerías, a MUY BUEN PRECIO, y antes de darme cuenta salí corriendo detrás de mi media naranja hacia tal oasis.


estar allí es una vivencia inolvidable

En una hermosa y moderna embarcación nos trasladamos a la Isla de los Pingüinos. Como su nombre lo indica, viven allí, como únicos habitantes, cientos, miles, infinidad de ellos. Todo cuidado como reserva natural, caminos demarcados para no estorbar el quehacer de los simpatiquisimos tipitos vestidos de frac. El viento, con brisas que nos hicieron tambalear, acompañó nuestra visita. En las pequeñas cuevitas, vimos asomar cabecitas de una suave pelusa, refunfuñando por una caricia o para recibir un poco de alimento. Un espectáculo inolvidable.

Paseamos por la plaza principal, muy arreglada, muchos árboles y densa vegetación; en el centro decenas de puestos de venta con productos artesanales; todos ellos dentro de carritos de colores, como vagoncitos de un largo tren. Muy pintoresco.


caminando por la plaza

El recorrido, preestablecido, nos obliga a dejar esta agradable y simpática ciudad, con tan amables y serviciales habitantes.


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CONTINUARÁ

beto brom


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